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NOVISSIMA (world premiere, 2012)

by Ars Poliphonica

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    Un breve análisis del contenido de “Novissima”.

    Si bien el centro neurágico del proyecyo era el estreno de una obra tan maravillosa (Missa Novissima de José Ignacio Prieto) que había quedado perdida en el tiempo y la desmemoria, no era sólo ésta música la que desde un primer momento consideramos debía ocupar este espacio.

    El planteamiento, la gradación de las obras seleccionadas está pensada para que se sienta el crescendo del compromiso del punto de vista del compositor con la materia musical: en los “Cinco coros sacros”, Prieto mantiene una cierta equidistancia entre el lenguaje, su renovación, y las necesidades expresivas. La música que resulta es de un gran equilibrio y serenidad, incluso cuando ello parece derivar en un cierto academicismo litúrgico, en un neutralismo sacro, como hemos querido decirlo.

    La fecha de composición de los “Cinco coros sacros” puede cifrarse entre 1958 y 1963, fechas del papado de Juan XXIII, a quien se ofrece una de las piezas del ciclo, del que resulta dedicataria la Coral “Santa Cecilia” de San Sebastián.

    El “O Quam suavis” comienza como un soplo, sencillo, pero se vuelve más rompedor y sorpresivo en su segunda parte, en la que la expresión se vuelve áspera, cruda, destemplada. Le sigue un dulce, pacífico, lineal “Tantum ergo”, hermoso y fácil en sus armonías que transparentan una asimilación fluida
    y natural de lenguajes modernos que se han permeabilizado en el marco de las músicas religiosas.
    En “Vexilla regis” respetamos la alternancia canto llano – polifonía de las estrofas. La música de Prieto se desplaza con movimientos poderosos, incluso pesantes, que dulcifica la escritura más delicada y cordial
    de las voces interiores.
    “Oremus pro Pontifice” es una pieza en la que la solemnidad litúrgica condiciona las líneas de composición que se tornan un tanto esquemáticas, incluso en su coda final en la que se insiste en una lejana petición: “oremus”.
    “Ave Maria” resulta una música con entrañas y peso, con armonías densas, dinámicas contrastantes. Su inicio plantea problemas de fiato y fraseo, de forma que las soluciones interpretativas resultan diversas, incluso contradictorias.

    “Quatre petites prières de Saint François d’Assise” es una obra maestra de concepción y expresión. Compuesta en 1948; a esas alturas Poulenc ya ha desgranado algunos de sus imprescindibles títulos corales, “Figure humaine”, “Un soir de neige”, ambas sobre textos de Eluard, pero todavía queda asistir
    a la explosión sinfónica de “Stabat Mater” y “Gloria”, “Quatre motets de Noël”, o “Laudes de Saint Antoine de Padoue”, una obra complementaria de “Quatre petites prières”, o la que casi cierra su catálogo, “Sept répons des ténèbres”. Las oraciones de Asís se caracterizan por una tendencia a la miniatura, a la reconcentración de la expresión que es siempre sincera y emocionada. Todo ello no cede a las dificultades de un lenguaje que se muestra rico y complejo, a veces extremadamente, en la armonía y en la conducción melódica, aunque sabe compensarse con pasajes austeros, o desnudos.

    En la producción de Prieto hay una trilogía de “misas” que resulta determinante para entender la riqueza musical de su obra. Nos referimos, por orden cronológico, a “Missa Jubilar”, de 1943, para coro de voces mixtas y órgano, pero que también tiene una escritura orquestal, “Missa Nova” y “Missa
    Novissima”, ambas del centro de la década de los cincuenta, y con las que Prieto protagoniza el intento más modernizador de la estética del “motu proprio”. Son obras con impulso, arriesgadas y que muestran un convencimiento en la materia sonora pocas veces observable en ese ámbito de la composición para el medio eclesiástico.

    “Missa Novissima” fue publicada en 1957, en las planchas de Gráficas Ordorica, de Bilbao, una empresa que materializa la mayoría de las partituras de la producción de la Universidad de Comillas, tanto en las antologías de textos musicales, históricos o modernos, como en las ediciones de composiciones propias debidas a José Ignacio Prieto. La obra está dedicada al maestro de musicólogos Higinio Anglés, “en prueba de sincera amistad” y probablemente nuinca llegó a ser cantada. Mucho menos grabada. Creemos que es esta pues la primer grabación, en estreno mundial de tan extraordinaria obra.

    “Missa Novissima” resulta una polifonía de estructuras poderosas con gran inclinación por las acumulaciones acórdicas, verticales, arquitectónicas. En contraposición mantiene líneas de incipit desnudas, confiadas casi siempre a las partes más graves. El “Kyrie” y el “Agnus Dei” son particularmente
    insistentes en su escritura inicial, al completo, para bajo, y esto en las tres secciones de apertura de sus “Kyrie – Christe – Kyrie”, o en el comienzo del primer y tercer “Agnus Dei”. “Gloria” y “Credo” remiten a la tradición profunda de introducciones directas desde el canto llano. “Gloria” lo realizamos
    desde el número IV del Kyriale, aunque en algunos de nuestros conciertos nos servimos del comienzo del XI. El “Credo” no parece dejar opción a dudas sobre su incipit, en el que se reúnen I, II, IV.
    “Missa Novissima” oscila en el contraste de esos cúmulos armónicos densos, coloridos, que avanzan rebosantes, con líneas desnudas, gregorianistas, que cumplen una labor de entrelazamiento de secciones; eso ocurre, de manera continua, sistemática, en el “Credo”, donde se recurre a una rítmica contrastante, que fulgura, con inteligencia, traspasando toda la polifonía. El resto de la “Missa” es más unidimensional, en un tratamiento marcado por una homofonía moderna y directa; característica de esta tendencia es la solución del “Benedictus” que progresa armónicamente en sentido ascendente en un
    intento de transustanciar un primer estado apacible. Pero lo que resulta distintivo de esta música es su movimiento interior, que siempre abre ventanas, perspectivas nuevas a la música, que se ve favorecida por una suerte de corriente en el que la armonía fluye liberada, y la expectativa siempre está realimentada y faculta la sorpresa y provoca la novedad.

    “Missa Novissima” aspira a la cristalización de equilibrios sonoros y caracteriológicos que se oponen y complementan según avanzan sus distintas partes: el “Kyrie” resulta oscuro y sufriente, tomando base en un melodismo melismático que convoca armonías difíciles, rebeldes. En frente, la luminosidad del “Gloria”, siempre adopta tonos exultantes y de amplitud generosa y expresiva. El “Credo”, aceptando su naturaleza narrativa, avanza sobre recitados, pero sin renunciar a momentos de redondez y brillo en el
    que las voces se precipitan hacia finales explosivos. El “Sanctus”, explota los movimientos paralelos, algo siempre familiar en los procedimientos de Prieto, hasta lograr un claro ambiente de estatismo que rompe la aspiración del “Benedictus”. El “Agnus” es una suerte de vuelta, en negativo, al mundo
    constructivo del “Kyrie”; se caracteriza por su templanza y bondad; cada aparición del “Agnus” prepara una progresión que desemboca en un final cargado de aceptación y de hermosa plenitud.

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1.
O quam suavis est, Domine, Spiritus tuus, qui ut dulcedinem tuam in filios demonstrares, pane suavissimo de coelo prestito, esurientes reples bonis, fastidiosos divites dimitens inanes. - - ¡Oh, qué agradable es, tu Espíritu, Dios mío, que para mostrar la dulzura a tus hijos, con suavísimo pan recibido del cielo, colmas a los hambrientos, y a los ricos altaneros los despides vacíos!
2.
Tantum ergo sacramentum veneremur cernui, et antiquum documentum novo cedat ritui; praestet fides supplementum sensuum defectui. Genitori Genitoque laus et iubilatio, salus, honor, virtus quoque sit et benedictio; procedenti ab utroque compar sit laudatio. Amen. - - A tan gran sacramento veneremos humildes, y que al precepto antiguo suceda un nuevo rito. Y que la fe socorra al oscuro sentido. Demos al Padre, al Hijo júbilo y alabanza, salud, honra, poder, toda la bendición. Al Espíritu Santo, aclamación y gloria. Amen.
3.
Vexilla regis Vexilla regis prodeunt: fulget Crucis mysterium, qua vita mortem pertulit, et morte vitam protulit. Quae vulnerata lanceae mucrone diro, criminum ut nos lavaret sordibus, manavit unda et sanguine. Impleta sunt quae concinit David fideli carmine; dicendo nationibus: “Regnavit a ligno Deus”. Arbor decora et fulgida, ornata regis purpura, electa digno stipite, tam sancta membra tangere. Beata, cuius brachiis pretium pependit seculi; statera facta corporis tullitque praedam tartari. O Crux, ave, spes unica, hoc Passionis tempore: piis adauge gratiam, reisque dele crimina. Te, fons salutis Trinitas, collaudet omnis spiritus; quibus crucis victoriam largiris, adde praemium. Amen. (Venantius Fortunatus, s. VI) - - Las banderas del Rey avanzan: resplandece el misterio de la Cruz, en donde el que es vida padeció muerte, y con su muerte nos dio vida. Del costado herido por el hierro cruel de la lanza manó sangre y agua para lavar nuestros pecados. Se cumplieron los fieles oráculos de David, cuando dijo a las naciones: "Reinará Dios desde el madero". Árbol bello y refulgente adornado con la púrpura de un rey, escogido del tronco más digno para tocar el cuerpo más santo. Dichoso tú, de cuyos brazos colgó lo más valioso del mundo; eres la balanza en que se pesó ese cuerpo que arrebató su presa al infierno. Salve, oh Cruz, esperanza única, en este tiempo de pasión: aumenta a los justos la gracia y a los pecadores borra su culpa. ¡A Ti, Trinidad, fuente de salvación!, que todo espíritu te alabe; que por el misterio de la Cruz nos salves del mal por siempre. Amen.
4.
Oremus pro Pontifice Oremus pro Pontifice nostro Ioanne. Dominus conservet eum, et vivificet eum, et beatum faciat eum in terra et non tradat eum in animam inimicorum eius. Oremus. - - Recemos por nuestro Pontífice Juan. El Señor le guarde, y le dé larga vida, y le haga dichoso en la tierra y no le entregue a sus enemigos. Oremos..
5.
Ave Maria Ave Maria, gratia plena, Dominus tecum, benedicta tu in mulieribus, et benedictus fructus ventris, tui Iesus. Sancta Maria, Mater Dei, ora pro nobis peccatoribus, nunc et in hora mortis nostrae. Amen.
6.
(I) (Moderé, mais sans lenteur) Salut, Dame Sainte, reine très sainte, Mère de Dieu, ô Marie qui êtes vierge perpétuellement, élue par le très saint Père du Ciel, consacrée par Lui avec son très saint Fils bien aimé et l’Esprit Paraclet, vous en qui fut et demeure toute plenitude de grâce et tout bien! Salut, palais; salut, tabernacle; salut, maison; salut, vêtement; salut servante; salut, Mère de Dieu! Et salut à vous toutes, saintes vertus qui par la grâce et l’illumination du Saint Esprit, êtes versées dans les coeurs des fideles et, d’infidèles que nous sommes, nous rendez fideles à Dieu. - - (I) (Moderado, pero sin lentitud) Salve, Señora Santa, santísima reina, Madre de Dios. Oh, María, siempre virgen, elegida por el gran Padre del Cielo, consagrada por Dios con su Hijo, bien amado, y con el Espíritu Santo, en quien existe y permanece toda la plenitud de la gracia y de todo bien. ¡Salve, palacio; salve, tabernáculo; salve, casa; salve, vestido; salve, servidora; salve, Madre de Dios! Y salve a todas vosotras, santas virtudes, que por la gracia y la iluminación del Espíritu Santo sois derramadas en el corazón de los fieles y, pecadores como somos, nos volvamos fieles a Dios.
7.
(II) (Majestueux et éclatant) Tout puissant, très saint, très haut et souverain Dieu; souverain bien, bien universel, bien total; toi qui seul es bon; puissions nous te rendre toute louange; toute gloire, toute reconnaissance, tout honneur, toute benediction; puissions nous rapporter toujours à toi tous les biens. Amen. - - (II) (Majestuoso y brillante) Todo poderoso, santo, altísimo y soberano Dios; soberano bien, bien universal, bien absoluto;Tú, el único en verdad bueno; ojalá pudiéramos rendirte plena alabanza, plena gloria, todo reconocimiento, todo honor, toda bendición; ojalá pudiéramos devolverte siempre a Ti todos los bienes. Amen.
8.
(III) (Très expressif et fervent) Seigneur, je vous en prie, que la force brûlante et douce de votre amour absorbe mon âme et la retire de tout ce qui est sous le ciel, a fin que je meure par amour de votre amour, puisque vous avez daigné mourir par amour de mon amour. - - (III) (Muy expresivo y ferviente) Señor, te lo ruego, que la fuerza abrasadora y dulce de tu amor limpie mi alma y la aleje de todo lo que hay bajo el cielo, para que yo pueda morir por amor de tu amor, pues que Tú te has dignado a morir por amor de mi amor.
9.
Ô mes très chers frères et mes enfants bénis pour toute l’éternité, écoutez-moi, écoutez la voix de votre Père: “Nous avons promis de grandes choses, on nous en a promis de plus grandes; gardons les unes et soupirons après les autres. Le plaisir est court, la peine éternelle. La souffrance est légere, la gloire infinie. Beaucoup sont appelés, peu sont elus, tous recevront ce qu’ils auront mérité.” Ainsi soit-il. - - (IV) (Bien tranquillo) Oh, mis queridos hermanos y mis hijos benditos para toda la eternidad, escuchadme, escuchad la voz de vuestro Padre: “Hemos prometido grandes cosas, y nos han prometido otras mayores; guardemos unas y suspiremos tras las otras. El placer es corto, la pena eterna. El sufrimiento es ligero, la gloria infinita. Muchos son los llamados, pocos los elegidos, todos recibirán según sus méritos.” Así sea.
10.
Kyrie, eleison. Christe, eleison. Kyrie, eleison
11.
Gloria in excelsis Deo. Et in terra pax hominibus bonae voluntatis. Laudamus te, benedicimus te, adoramus te, glorificamus te. Gratias agimus tibi propter magnam gloriam tuam. Domine Deus, Rex coelestis, Deus Pater Omnipotens, Domine Fili unigenite Iesu Christe, Domine Deus, Agnus Dei, Filius Patris. Qui tollis peccata mundi, miserere nobis. Qui tollis peccata mundi, suscipe deprecationem nostram Qui sedes ad dexteram Patris, miserere nobis. Quoniam tu solus Sanctus, tu solus Dominus, tu solus Altissimus, Iesu Christe. Cum Sancto Spiritu, in gloria Dei Patris. Amen.
12.
Credo in unum Deum, Patrem omnipotentem, factorem coeli et terrae, visibilium omnium et invisibilium. Et in unum Dominum Iesum Christum, Filium Dei unigenitum. Et ex Patre natum, ante omnia saecula. Deum de Deo, lumen de lumine, Deum verum de Deo vero. Genitum, non factum, consubstantialem Patri, per quem omnia facta sunt. Qui propter nos homines et propter nostram salutem descendit de coelis. Et incarnatus est de Spiritu Sancto ex Maria virgine, et homo factus est. Crucifixus etiam pro nobis, sub Pontio Pilato passus et sepultus est. Et resurrexit tertia die, secundum Scripturas. Et ascendit in coelum, sedet ad dexteram Patris, et iterum venturus est cum gloria, judicare vivos et mortuos, cujus regni non erit finis. Et in Spiritum Sanctum, Dominum et vivificantem, qui ex Patre Filioque procedit, qui cum Patre et Filio simul adoratur et conglorificatur, qui locutus est per prophetas. Et unam sanctam, catholicam et apostolicam Ecclesiam, confiteor unum baptisma in remissionem peccatorum. Et expecto resurrectionem mortuorum et vitam venturi saeculi. Amen.
13.
Sanctus, Sanctus, Sanctus, Dominus Deus Sabaoth. Pleni sunt coeli et terra gloria tua. Hosanna in excelsis. Benedictus qui venit in nomine Domini. Hosanna in excelsis.
14.
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, miserere nobis. Agnus Dei qui tollis peccata mundi, miserere nobis. Agnus Dei qui tollis peccata mundi, dona nobis pacem.

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Un breve análisis del contenido de “Novissima”.

Si bien el centro neurágico del proyecyo era el estreno de una obra tan maravillosa (Missa Novissima de José Ignacio Prieto) que había quedado perdida en el tiempo y la desmemoria, no era sólo ésta música la que desde un primer momento consideramos debía ocupar este espacio.

El planteamiento, la gradación de las obras seleccionadas está pensada para que se sienta el crescendo del compromiso del punto de vista del compositor con la materia musical: en los “Cinco coros sacros”, Prieto mantiene una cierta equidistancia entre el lenguaje, su renovación, y las necesidades expresivas. La música que resulta es de un gran equilibrio y serenidad, incluso cuando ello parece derivar en un cierto academicismo litúrgico, en un neutralismo sacro, como hemos querido decirlo.

La fecha de composición de los “Cinco coros sacros” puede cifrarse entre 1958 y 1963, fechas del papado de Juan XXIII, a quien se ofrece una de las piezas del ciclo, del que resulta dedicataria la Coral “Santa Cecilia” de San Sebastián.

El “O Quam suavis” comienza como un soplo, sencillo, pero se vuelve más rompedor y sorpresivo en su segunda parte, en la que la expresión se vuelve áspera, cruda, destemplada. Le sigue un dulce, pacífico, lineal “Tantum ergo”, hermoso y fácil en sus armonías que transparentan una asimilación fluida
y natural de lenguajes modernos que se han permeabilizado en el marco de las músicas religiosas.
En “Vexilla regis” respetamos la alternancia canto llano – polifonía de las estrofas. La música de Prieto se desplaza con movimientos poderosos, incluso pesantes, que dulcifica la escritura más delicada y cordial
de las voces interiores.
“Oremus pro Pontifice” es una pieza en la que la solemnidad litúrgica condiciona las líneas de composición que se tornan un tanto esquemáticas, incluso en su coda final en la que se insiste en una lejana petición: “oremus”.
“Ave Maria” resulta una música con entrañas y peso, con armonías densas, dinámicas contrastantes. Su inicio plantea problemas de fiato y fraseo, de forma que las soluciones interpretativas resultan diversas, incluso contradictorias.

“Quatre petites prières de Saint François d’Assise” es una obra maestra de concepción y expresión. Compuesta en 1948; a esas alturas Poulenc ya ha desgranado algunos de sus imprescindibles títulos corales, “Figure humaine”, “Un soir de neige”, ambas sobre textos de Eluard, pero todavía queda asistir
a la explosión sinfónica de “Stabat Mater” y “Gloria”, “Quatre motets de Noël”, o “Laudes de Saint Antoine de Padoue”, una obra complementaria de “Quatre petites prières”, o la que casi cierra su catálogo, “Sept répons des ténèbres”. Las oraciones de Asís se caracterizan por una tendencia a la miniatura, a la reconcentración de la expresión que es siempre sincera y emocionada. Todo ello no cede a las dificultades de un lenguaje que se muestra rico y complejo, a veces extremadamente, en la armonía y en la conducción melódica, aunque sabe compensarse con pasajes austeros, o desnudos.

En la producción de Prieto hay una trilogía de “misas” que resulta determinante para entender la riqueza musical de su obra. Nos referimos, por orden cronológico, a “Missa Jubilar”, de 1943, para coro de voces mixtas y órgano, pero que también tiene una escritura orquestal, “Missa Nova” y “Missa
Novissima”, ambas del centro de la década de los cincuenta, y con las que Prieto protagoniza el intento más modernizador de la estética del “motu proprio”. Son obras con impulso, arriesgadas y que muestran un convencimiento en la materia sonora pocas veces observable en ese ámbito de la composición para el medio eclesiástico.

“Missa Novissima” fue publicada en 1957, en las planchas de Gráficas Ordorica, de Bilbao, una empresa que materializa la mayoría de las partituras de la producción de la Universidad de Comillas, tanto en las antologías de textos musicales, históricos o modernos, como en las ediciones de composiciones propias debidas a José Ignacio Prieto. La obra está dedicada al maestro de musicólogos Higinio Anglés, “en prueba de sincera amistad” y probablemente nuinca llegó a ser cantada. Mucho menos grabada. Creemos que es esta pues la primer grabación, en estreno mundial de tan extraordinaria obra.

“Missa Novissima” resulta una polifonía de estructuras poderosas con gran inclinación por las acumulaciones acórdicas, verticales, arquitectónicas. En contraposición mantiene líneas de incipit desnudas, confiadas casi siempre a las partes más graves. El “Kyrie” y el “Agnus Dei” son particularmente
insistentes en su escritura inicial, al completo, para bajo, y esto en las tres secciones de apertura de sus “Kyrie – Christe – Kyrie”, o en el comienzo del primer y tercer “Agnus Dei”. “Gloria” y “Credo” remiten a la tradición profunda de introducciones directas desde el canto llano. “Gloria” lo realizamos
desde el número IV del Kyriale, aunque en algunos de nuestros conciertos nos servimos del comienzo del XI. El “Credo” no parece dejar opción a dudas sobre su incipit, en el que se reúnen I, II, IV.
“Missa Novissima” oscila en el contraste de esos cúmulos armónicos densos, coloridos, que avanzan rebosantes, con líneas desnudas, gregorianistas, que cumplen una labor de entrelazamiento de secciones; eso ocurre, de manera continua, sistemática, en el “Credo”, donde se recurre a una rítmica contrastante, que fulgura, con inteligencia, traspasando toda la polifonía. El resto de la “Missa” es más unidimensional, en un tratamiento marcado por una homofonía moderna y directa; característica de esta tendencia es la solución del “Benedictus” que progresa armónicamente en sentido ascendente en un
intento de transustanciar un primer estado apacible. Pero lo que resulta distintivo de esta música es su movimiento interior, que siempre abre ventanas, perspectivas nuevas a la música, que se ve favorecida por una suerte de corriente en el que la armonía fluye liberada, y la expectativa siempre está realimentada y faculta la sorpresa y provoca la novedad.

“Missa Novissima” aspira a la cristalización de equilibrios sonoros y caracteriológicos que se oponen y complementan según avanzan sus distintas partes: el “Kyrie” resulta oscuro y sufriente, tomando base en un melodismo melismático que convoca armonías difíciles, rebeldes. En frente, la luminosidad del “Gloria”, siempre adopta tonos exultantes y de amplitud generosa y expresiva. El “Credo”, aceptando su naturaleza narrativa, avanza sobre recitados, pero sin renunciar a momentos de redondez y brillo en el
que las voces se precipitan hacia finales explosivos. El “Sanctus”, explota los movimientos paralelos, algo siempre familiar en los procedimientos de Prieto, hasta lograr un claro ambiente de estatismo que rompe la aspiración del “Benedictus”. El “Agnus” es una suerte de vuelta, en negativo, al mundo
constructivo del “Kyrie”; se caracteriza por su templanza y bondad; cada aparición del “Agnus” prepara una progresión que desemboca en un final cargado de aceptación y de hermosa plenitud.

credits

released October 30, 2012

Tenores: Alberto Abascal, Jesus Carmona, Marcos García, Álvaro Uría.
Barítonos: Teo Hernández, Raúl Fdez. Marina.
Bajo: Angel J. Camacho
- -
Ingeniero de sonido: Rupert Damerell, Agosto de 2011
Fotografía: M. Ángeles Trueba, Elena Ramos y Guillermo Camacho.

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“...deliciosas musicatessen a cappella...”, “...una sofisticada magia vocal”, “...música infinita y eterna, llega siempre directo al corazón, sin atajos","...música sincera, pura, desnuda, sin artificios; alimento del alma sin colorantes ni edulcorantes,...”, “...amazing sensual sound and vowel colour...”, “...perfect breath and shared complicity with a superb and very elegant singing,” etc. ... more

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